El insecto que creó un color mexicano

La grana cochinilla es un insecto parásito del nopal del que se obtiene un colorante rojo intenso a partir del ácido carmínico. Este pigmento fue uno de los principales aportes del México prehispánico y durante mucho tiempo cautivó al mundo entero.


Durante las crónicas españolas de la conquista entre 1550 y 1800, todos quedaron maravillados con los colores rojos tan intensos que producía la grana cochinilla en los productos que se vendían en la capital azteca de Tenochtitlán. Diferentes naves zarparon del Nuevo Mundo no solo con oro y plata, transportaron algo valioso que trascendió en todo el mundo: el color rojo mexicano. La comercialización de este pigmento generó grandes riquezas para los españoles, y fue capaz de proporcionar la paleta de rojos que tiñó el arte europeo durante los tres siglos siguientes.

En aquella época, la grana cochinilla era la que producía el color rojo más fuerte, intenso y duradero, a diferencia de cualquier otro color disponible, y se convirtió en una fuerte competencia para los colorantes europeos, ya que con él se teñía la ropa de reyes, nobles y el clero.

El rojo mexicano fue utilizado por grandes artistas como Tintoretto, Van Gogh, Renoir, Tiziano y Velázquez, quienes lo mezclaron para crear muchas tonalidades en decenas de pinturas. “El color rojo del vino, es cálido y vivo como el vino” dijo Van Gogh, refiriéndose al pigmento mexicano.

A finales del siglo XIX llegó la decadencia de la producción del rojo mexicano  debido a la aparición de colorantes artificiales descubiertos en Europa durante la época. El pigmento desapareció casi por completo, sin embargo, en algunas zonas del norte de Oaxaca aún es aprovechado y comercializado.

Redacción: Lidia Macías.

Vigeras, A. y L. Portillo. (2016). Teñido de fibras naturales con grana cochinilla del nopal y otros pigmentos




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